Desde esta remota loma solo es verde lo que arde, la hierba que surge por reflejo
el sol que ilumina todo a su paso.
Recuerdo los caminos de terciopelo regados por la luz de aquellos días, cuando la vida entraba por los ojos y volvía real lo que soñábamos. No se fueron
después de tantos años, nos persiguen sus colores, se pasean a la vista como un festín
de pájaros y cantos. Ahora el cielo parece más cercano, parece anclarse a uno mismo, a los dedos con los que someto el aire, con los que más tarde he de arar esta tierra. Me esperan las horas y en los labios su nombre, el olor de la caña fraguando mi destino, el fuego que devora el día, un trino que susurra al viento palabras y memorias.
Henry Alan Heredia Covian
Tabasco, 1994.
Apasionado de las letras, docente de profesión. Participante del Taller independiente de
creación literaria “Forjadores de palabras”, desde el año 2020.
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